Oaxaca my love

Por Romina Vázquez

Oaxaca my love tiene de todo: exquisitez culinaria, abundante repertorio arquitectónico, amplia variedad de comunidades autónomas y lenguas indígenas, ostentosos paisajes, tremenda gentrificación (ay), aborto legal y, desde el 2022, ¡consumo de c4nn4bis libre en la vía pública! 

Bueno, en realidad es un poco más complejo, te explico: el pasado 20 de febrero del 2022 se llevó a cabo una marcha pacífica convocada por el Plantón 420 Oaxaca donde, contrario a lo que establece el derecho a la protesta social, hubo represión en contra de las personas manifestantes, además de la detención arbitraria de cuatro miembros del colectivo. 

Derivado de estos hechos, y aunado a la detención de un quinto integrante durante una manifestación silenciosa posterior, se acordó un bloqueo en la entrada de las oficinas de la Policía Municipal para solicitar un diálogo entre activistas y autoridades locales. 

Gracias a este encuentro, el 13 de abril del año pasado se establecieron acuerdos en favor de las personas usuarias. En primer lugar, se reconoció la inexistencia de una ley que prohíba el uso de la planta en la vía pública, por lo que se instruye a la autoridad a que «se abstenga de causar molestias a las y los consumidores responsables» y, en caso de que se exprese alguna inconformidad o se encuentren menores de edad en el sitio, los cuerpos policiales deben «únicamente hacer un llamado» en el que soliciten el traslado voluntario de la persona que está consumiendo. Sin coerción, sin extorsión, sin violencia. 

Dichos acuerdos fueron referidos a la Comisión de Regidurías del Cabildo de Oaxaca de Juárez, donde se espera su aprobación para, oficialmente, obtener el cese definitivo de las detenciones a personas que decidan consumir en espacios abiertos. 

Curiosamente, Oaxaca fue el primer estado durante el Porfiriato que empezó a penalizar con cárcel la posesión de la planta, contrario al resto del país, que solo aplicaba multas administrativas en reconocimiento a sus propiedades medicinales.

Es interesante ver cómo Oaxaca ejemplificó anteriormente las políticas de «mano dura» en términos de dr0-gas a nivel nacional, y ahora podrá marcar un precedente histórico de autonomía y libertades. 

La voluntad política constituye un factor clave en este proceso. El Estado tiene una deuda pendiente con quienes han sido afectados de forma desproporcionada por la erróneamente llamada «guerra contra el narco», que ha demostrado más bien ser una guerra contra las personas. Ponerle punto final a las detenciones arbitrarias es avanzar hacia medidas efectivas de justicia, reparación del daño y no repetición. 

Toca no solo aprender del caso de Oaxaca, que ha demostrado ser un estado vanguardista en materia de derechos, sino continuar exigiendo una regulación integral. 

 


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